jueves, julio 31, 2008

Replicante 16: Medios y democracia


Ya está a la venta en todo el país este nuevo número, de colección! (Bueno, como todos los demás.) Una edición indispensable para periodistas, estudiantes y lectores críticos, lúdicos y perspicaces. Aquí, el contenido:
APUNTES Y CRÓNICAS
El humo sobre Buenos Aires, Jesús Ernesto Parra
La historia de Agi en el Tíbet, Tayde Bautista
Los bárbaros revisitados, Adrián Curiel Rivera
La extravagante e interminable persecución azarosa-objetiva que me han propinado Vila-Matas y Sophie Calle, Karla Olvera
Los Argumedo, una dinastía dedicada a la fotografía de cine, Elisa Lozano
El norte según Jaime López, Enrique Blanc
Mayhem a dos décadas del nacimiento del black metal, Manuel Guillén
La última sorpresa de Svetlana, Cristian Jara
La Casa Azul y el efervescente sonido pop, Alberto Acuña Navarijo
Turismo cultural: desdén político, Vianett Medina
Tijuana siempre será Tijuana, Diego Enrique Osorno

PENSAMIENTO Y REFLEXIÓN
La vida en la calle, Roger Bartra
Las falacias de los apocalípticos, Héctor Villarreal
La cátedra Aristegui, Rogelio Villarreal
El lado oscuro de los medios, Francisco Vidal Bonifaz; Repensar la tele-visión, Heriberto Yépez, entrevistas de Ariel Ruiz Mondragón
El futuro de los periódicos, Raúl Olvera Mijares
La muerte de los diarios, Jesús Manuel Lomelí
Viviendo con los nuevos medios, Alberto Sánchez Allred
La libertad de expresión en México, Juan Carlos Núñez Bustillos
La contrarreforma electoral y la libertad de expresión, Luis González de Alba
Tres revolucionarios de los medios, Héctor Villarreal
Periodismo en venta: un acercamiento al chayote, Salvador García
El Sendero del Peje y la involución del periodismo, Jesús A. Castañeda
El dilema de la verdad en la contrainformación, Ricardo García López
¿Quién vigila al vigilante? La rendición de cuentas de los medios de comunicación, Carlos Enrique Orozco
Radio Tierra y Libertad, Raúl Silva
“As the media watch the world we watch the media”. Apuntes y reflexiones sobre los observatorios de medios, Juan Larrosa
E-lecciones, Gonzalo Soltero
¿YouTube mató a MTV?, Iván de la Torre
La nota que derramó el caso: periodismo y prestidigitación, Malú Huacuja del Toro
Ciencia ¿en los medios?, Durruty Jesús de Alba Martínez
Éste es otro artículo sobre saturación informativa, Paco Inclán
Los analistas televisivos y la administración de las percepciones, Naief Yehya
Asesinatos en La voz que rompe el silencio, Raúl Silva
China reinventada, Eve Gil
Odios religiosos y misóginos, Raúl Olvera Mijares
Berlusconi, el dueño de los medios italianos, Alberto Spiller
De Geraldo a Laura Bozzo. Nostalgia del prestidigitador, Noé Morales Muñoz
El prisionero. Más que un número, Adriana Díaz Enciso
Padre de familia: la pura irreverencia, Joaquín Peón Íñiguez
El Muñecón, un dandy de la radio, Lilián Solórzano
Radio comunitaria en Estados Unidos. Una visión desde Radio Bilingüe, Raúl Silva
Crónicas de la radio por internet. Radio Bordes, Phil Schaap y la BBC, Luis Barbosa

NOTICIAS Y RESEÑAS
Lectores que escriben v LIBROS Y AUTORES In memoriam Olivier Debroise – 25 infamias culturales, de Carmen García Bermejo – Caballos de fuerza, de Rodrigo Márquez Tizano – El Imperio de la Neomemoria, de Heriberto Yépez – El gran vidrio, de Mario Bellatín – Península, Península, de Hernán Lara Zavala – Malacara, de Guillermo Fadanelli – El mundo de lo apagado, de Carmen Simón, y La reina baila hasta morir, de Eve Gil – Elena Garro a diez años de su muerte – Yo quiero que haya mundo... Elena Garro. 50 años de dramaturgia, de Patricia Rosas Lopátegui – Antología del poema en prosa en México, de Luis Ignacio Helguera – Melodrama, de Luis Zapata, en cinco películas – Gritos en el silencio: niñas y mujeres frente a redes de prostitución, de Elvira Reyes Parra – La pluralidad de los mundos de Lewis, de Jacques Roubaud, y Drivethru, de Ricardo Cazares – La revolución rebelde, de Juan Luis Alonso – Dulce amargo, de Dulce María – Guadalajara 2006, de Salvador Gutiérrez Solís – BUZÓN HACHE Novedades en inglés – TIEMPO FUERA, La tiranía de las tradiciones inventadas – CINE Déficit, de Gael García Bernal – Katyn, de Andrzej Wajda – MÚSICA The Puppini Sisters – Lucky, de Nada Surf – Sunday at Devil Dirt, de Isobell Campbell y Mark Lanegan – ARTE Instrucciones y recetas, de Tania Candiani – LITERATURA GRÁFICA Clyde fans Book, de Seth, Lust, de Ellen Forney, I killed Adolf Hitler, de Jason – FOTOGRAFÍA Monumentos menores, de Sandra Calvo y Pedro Ortiz Antoranz – La revista Galán

RÉPLICA A LA POLÍTICA
Monsimanía: una devoción anacrónica, Héctor Villarreal
Otro regalo para Monsiváis, José Ramón López Rubí Calderón
La democracia social posible: una izquierda “tacuba”, Andrés Lajous
Parcialidad desbordada: las actas de Crespo, Francisco Arvizu Hugues
Barack Obama, el terrorismo estadounidense y las políticas del olvido, Douglas C. Nance

Más en Replicante Plus: www.revistareplicante.com

Portada: Paco Estrella
Gráfica de Jorge Alderete, Ivabele Arroyo, Nadia Baram, Juan Bastardo, Peter Beste, Sophie Calle, Miriam Canales, Sergio Garibay, Oliverio Hinojosa, Paula Islas, Guillermo Juárez, David Leeson, Bela Límenes, Marcos López, Pedro Meyer, Ernesto Muñiz, Stig Nygaard, Pelafustán, Jay Puc, Enrique Ramírez, Helena Rey, Tízoc Santibáñez, Tanus, Alberto Tovalín

Blumpi y sus amigos


En la pasada exposición del 23 de julio de los moneros de Milenio en el Museo de la Estampa, Arturo Bermúdez tomó esta foto de Blumpi, amigo y colaborador de Replicante, y sus amigos.

miércoles, julio 23, 2008

La portada del no. 16 de Replicante


Encontré esta foto para la portada de nuestro número 16, dedicado a los medios y la democracia. Ya verán pronto lo que hizo Paco Estrella con esta imagen de Orson Welles como el ciudadano Kane...

La larga y provechosa relación de Marcelo y Emilio


A su consideración, este texto que escribimos Héctor Villarreal y su serviweb sobre la complicidad entre el presidente de la CDHDF y el jefe de Gobierno del DF, puesta en evidencia después del asalto al New's Divine.

Ebrard y Álvarez Icaza, a la sombra de Giuliani

Dos presidenciables
La teatralizada conferencia de prensa de Emilio Álvarez Icaza, presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, ha salvado la carrera política de Marcelo Ebrard. Leído como un párvulo titubeante por el ombudsman, y en ese horrendo idiolecto de la corrección política, el discurso que atribuye “responsabilidad ética” a los que fueron secretario de Seguridad y procurador de Justicia le permite al jefe de Gobierno del Distrito Federal restituir la moralidad de su autoridad al despedirlos (al haberles “aceptado su renuncia”).
Nunca un informe de la CDHDF había sido tan esperado por un gobernante ni tan apremiada una recomendación ni tan promovida su espectacular presentación. Es la primera vez que una autoridad prácticamente demanda que se le dirija una recomendación. Algo tan insólito como efectivo. Los dichosos informes que presentó Álvarez Icaza sobre los crímenes que se cometieron en la discoteca New’s Divine y con sus detenidos arbitrariamente poco o nada aportan a lo que ya se sabía por los medios. Sí aportan, en cambio, a sus respectivas aspiraciones: una a la presidencia de la República y otra a la de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Es decir, la política como una relación ganar-ganar.
El periodista Miguel Ángel Velázquez asegura que la renuncia del secretario Joel Ortega “ya estaba en el escritorio de Marcelo Ebrard desde el día después de la tragedia del antro” y que la del procurador Félix Cárdenas “llegó después, pero antes incluso que su propio informe”, y lo más interesante es que

ambas decisiones se conocían en la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, y no provenían del chisme, así que matar al muerto no era cuestión de valentía, pero abría la puerta dorada por donde transitarían las ambiciones de quien busca escalar puestos a nivel nacional [La Jornada, 11 de julio de 2008].

¿Nunca más?
La relación política e institucional entre ambos presidenciables data de varios años y episodios. Álvarez Icaza ya conocía, por el mismo Ebrard cuando era secretario de Seguridad Pública, de sus cotidianas violaciones a los derechos humanos como una política pública instituida por él —según la propia CDHDF, la SSP es la institución con mayor número de quejas ante ese organismo. La Recomendación 6/2004 (www.cdhdf.org.mx/index.php?id=rec0604), por ejemplo, documenta que las redadas que llevaban a cabo los “Grupos Operativos Especiales” cometían todos los abusos que vimos en el New’s Divine cuatro años después. En el caso de esta recomendación, los “operativos” se efectuaron en casas habitación y se denominó por la CDHDF como “ejercicio indebido del servicio público, lesiones, abuso sexual, allanamiento de morada, robo, amenazas, detención arbitraria y falsa acusación”, de lo que se presentaron 79 quejas (“peticiones”, dice la Comisión) por muchas más personas agraviadas. Es decir, la política pública para prevenir el delito de narcomenudeo era entrar a las casas a ver si hallaban droga, supuestamente a partir de alguna denuncia anónima, y sorprender a los habitantes en flagrancia o “cuasiflagrancia”. En la misma recomendación se documenta que sacaban a la gente de sus domicilios para subirlas a camiones y que las llevaban a fotografiar antes de ponerla a disposición del Ministerio Público. ¿Alguien recuerda la presentación a la prensa de esta Recomendación que Ebrard no aceptó cumplir cabalmente? Esta Recomendación, cuatro años después, sigue “sujeta a seguimiento”, es decir, pendiente de cumplimiento. Lo que no aceptó Marcelo Ebrard, explícitamente desde entonces, se refiere a “que la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal se abstenga de implementar las Recomendaciones número 32 y 49 propuestas por el Grupo Giuliani Partners, si no existe soporte legal” (www.cdhdf.org.mx/index.php?id=sere0604), que son exactamente las que dan ocasión a redadas como la del New’s Divine.
No está de más citar otra recomendación anterior, la 1/2003 (www.cdhdf.org.mx/index.php?id=rec0103), dirigida también a Marcelo Ebrard Casaubón, por abusos y violaciones de granaderos a los derechos humanos de las personas que ocupaban un predio en Amalacachico, Xochimilco, quienes “fueron agredidas, y al parecer hubieron [sic] varios heridos y muertos. Tenían temor de que la actuación de los granaderos llegara a mayores consecuencias”, según expusieron Nancy Rodríguez Pantoja, Victoria Ríos Arellano, Juan Ramón Gutiérrez y Óscar David Quintero García en su queja a la CDHDF. La “peticionaria” Arely Tabla Rebollar narró que

Ocurría un desalojo en la Delegación Xochimilco. En esos momentos (4 de octubre de 2002) varios granaderos de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal arrojaban a los muertos y heridos a los canales de las chinampas, y saqueaban varias casas; los vecinos de su colonia estaban muy asustados.

Por su parte, Félix Agustín Ortiz Ramírez, se quejó de que “con motivo del desalojo de los habitantes del predio “Toltenco”, los granaderos rompieron los puentes de acceso a la Sección 1 de la colonia Amalacachico”. Si hubo muertos o no es algo que no se aclara del todo en esa recomendación. En el operativo de desalojo hubo actos de robo a vecinos y comerciantes por parte de la policía, y a sus reclamos el entonces secretario de Seguridad Pública respondió con una sonrisa irónica: “Les vamos a devolver sus papitas y sus refrescos”. Salió en los noticiarios. La Recomendación no fue aceptada por Marcelo Ebrard. Y ahí quedó el asunto. El oficio político cambia las formas: entonces no hubo mamparas con nombres de víctimas ni informes ampulosos ante los medios. Y esta vez, la del New’s Divine, no hubo la burla de Les vamos a devolver su cóver y su cerveza.
La mayoría seguramente recuerda la negligencia criminal en el caso de los linchamientos de policías en Tláhuac el 23 noviembre de 2004, a donde nunca envió más policías a rescatarlos aduciendo dificultades por “la orografía” de esa delegación. Furioso por haber sido increpado al respecto por un ciudadano, Ebrard le dio un puñetazo en el rostro:

César Hernández Sánchez, un albañil de 20 años quien llevó a su esposa e hija a ver a Andrés Manuel López Obrador al parque La Bombilla, se quedó sin ganas de volver a asistir a algún mitin: con un derechazo a la mandíbula, Marcelo Ebrard le mostró “cómo va a gobernar la ciudad”.
Todo frente a su familia, quien esa tarde del 8 de diciembre pasado vio cómo tras el “descontón” del candidato del PRD a la jefatura de Gobierno, varios de sus simpatizantes todavía tundieron a golpes al joven.
El pecado de César Hernández fue decirle de frente al candidato del sol azteca que era “priista” y preguntarle cómo pretendía ser jefe de Gobierno, “si como secretario de Seguridad Pública dejó morir a dos personas en Tláhuac” [Raymundo Sánchez, “Puñetazo de Ebrard a joven que le recordó caso Tláhuac”, La Crónica de Hoy, 19 de diciembre de 2005].

Como en ese momento Ebrard no era funcionario sino candidato no le competía a la CDHDF pronunciar algo al respecto. Pero, ¿hubo alguna recomendación al Gobierno del Distrito Federal, a la Secretaría de Seguridad Pública, por la negligencia de Ebrard en los linchamientos en Tláhuac? No la hubo. Y ahí quedó el asunto, como tantos otros. No hubo mamparas escenográficas con nombres y edades de víctimas ni informes ampulosos ante los medios. Ni el “nunca más”.

¿Y donde está(ba) el ombudsman?
¿Dónde estuvo el “defensor del pueblo” durante más de un año de redadas impunes en esta administración, contra las que no averiguó ni emitió recomendación alguna en relación con detenciones arbitrarias que violan derechos fundamentales, instituidas como política pública (como en los peores épocas del priismo)? ¿A qué se ha dedicado Álvarez Icaza ante esta política pública y otras violatorias de derechos humanos fundamentales? ¿No las había visto? ¿No se había percatado de ellas? Hay constancia de que tenía conocimiento de ellas desde que Ebrard era secretario de Seguridad Pública. Quizá ha estado muy ocupado en su campaña a La Nacional (CNDH), en su pleito con Soberanes, en su carrera política. O hacía que no se daba cuenta para llevarla tranquila con el jefe Ebrard y sus diputados, para que le sigan aprobando sus incrementos presupuestales cada año. Por eso sólo les manda unas pocas recomendaciones al año y dos o tres declaraciones medio críticas a la prensa y así se la llevan, cordialmente, como antes con Encinas, a quien no confrontó ni por la avalancha de quejas que recibió por el bloqueo del Paseo de la Reforma y el Centro Histórico de la Ciudad de México.
En relación con los asesinatos de la discoteca New’s Divine, Emilio Álvarez Icaza se demoró casi tres semanas en lo que pudo informar a las 72 horas de ocurridos los homicidios y de lo que los medios dieron cuenta con profusión de detalles. Todos sabíamos, por evidentes, de las violaciones a los derechos que se cometieron. Ebrard decía: Hay que esperar al informe de la Comisión, y ganaba tiempo para ir sacrificando peones que salvaran su posición. El ombudsman tampoco dijo nada. ¡Fue una semana después al lugar de los hechos a ver si había pasado algo! Pero un alud de fotografías y videos publicados en numerosos medios ya nos habían dado cuenta de los hechos e impidieron que el presidente de la CDHDF consintiera la impunidad total, a lo que influyó para que no demorara más la presión para que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos atrajera el caso. Como dice Miguel Ángel Velázquez,

en la cúspide de su histrionismo, con el moño negro sobre la solapa —que sólo usó para esa mañana—, pretendió, aunque no pudo, lanzar un grito de ya basta, que se ahogó en su protagonismo [...] Y todo eso —el moño, la mampara, el grito ahogado— ¿era necesario para establecer la hipótesis de culpabilidad que ya hasta sentencia tenía?

Un verdadero defensor del pueblo tendría que haber ido al lugar desde que la información empezó a aparecer en los medios. Los menores detenidos fueron liberados doce horas después. Era obvio que sí alcanzaba a llegar a dondequiera que los tuvieran. Ah, pero como los muertos, heridos y vejadas no son de la APPO ni del EPR ni del FDN ni de las FARC o asociados el tratamiento es distinto, como el de esas oenegés clientelares y maiceadas que muy orondas declaran que no protestan porque “no hay suficientes elementos” o porque “ya están consignados” los responsables. Éste es el problema de hacer de la defensa de los derechos humanos un asunto ideológico de izquierda vs. derecha: discriminar positiva o negativamente a los victimarios y a las víctimas según se incluyan en una, en otra o en ninguna. ¿Defensa o simulación?

Bendita “responsabilidad ética”
Ahora, no pocos periodistas y “analistas” se han ido con la finta de la vacilada de la “responsabilidad ética”. Eso no existe. Lo que hay son violaciones a los derechos humanos fundamentales, violación a las garantías individuales, y los servidores públicos que las hayan cometido tienen responsabilidad administrativa (así como por prestación ineficiente del servicio público) y penal. La Contraloría, no la CDHDF —que no puede— debería haber inhabilitado a Joel Ortega y a Rodolfo Félix Cárdenas junto con los rufianes del ERUM (ésos que se dedican a pedir dinero en botes), que negaron la prestación del servicio (ayuda humanitaria) a víctimas civiles, e imponerles sanciones económicas a ellos, no al propietario del antro. Que ellos paguen de su bolsa las indemnizaciones a las víctimas.
Así como están mal diseñadas e instituidas las políticas públicas de seguridad, también lo están las relativas a las comisiones de derechos humanos, pues ¿qué es eso de “responsabilidad ética”? Es como si el director del Metro, ante un choque de dos convoyes con varios muertos, corre a dos subdirectores y luego dicen que éstos tuvieron responsabilidad “ética” y aquél “política”.
El ombudsman cubrió la espalda al jefe de Gobierno al no haber dado cuenta en la espectacular conferencia de prensa del historial de recomendaciones que se ha negado a aceptar o ha incumplido. Esto se debe a que las comisiones de derechos humanos, en México, no fueron diseñadas o creadas para proteger a los ciudadanos de los abusos de servidores públicos, sino para restituir legitimidad a los políticos y a las agencias gubernamentales en momentos de crisis.
Vamos a ver qué tal le llega al ombudsman capitalino su aumento presupuestal en términos porcentuales para enero. Le va a ir bien.

Nota. Los autores de este artículo trabajamos en la Subdirección de Publicaciones de la CDHDF durante 2003, periodo en el cual atestiguamos o padecimos violaciones a los derechos humanos —incluidos los laborales—, de las cuales nos quejamos por los medios institucionales debidos, de manera documentada, que en el caso de uno las respuestas no fueron favorables y en el otro ni siquiera se dieron. Véase Rogelio Villarreal, “Por qué dejé la Comisión”, y Héctor Villarreal, “¿Y quién nos defiende de los ombudsman?”, Día Siete, no. 186, febrero de 2004. Sobre los criterios políticos —no necesariamente legales— que determinan las decisiones en la CDHDF, en detrimento o agravio a los derechos humanos de ciudadanos o grupos vulnerables en la ciudad de México, véase de Elvira Reyes Parra su reciente libro Gritos en el silencio: niñas y mujeres frente a redes de prostitución. Un revés para los derechos humanos [Porrúa/Cámara de Diputados, 2007], en el que da cuenta de algunos casos de entre muchos.

sábado, julio 19, 2008

Dos conservadores nacionalistas: López Obrador y Carlos Monsiváis

Un texto un tanto largo sobre estos dos personajes publicado en http://www.periodistasenlinea.org/modules.php?op=modload&name=News&file=article&sid=8708&mode=thread&order=0&thold=0

Va un fragmento:

Para consignar las burlas y mentiras consuetudinarias de Obrador hacen falta varias páginas (lo que ya se ha hecho, allí están, en las hemerotecas y en la Red). Como Jefe de Gobierno vetó la Ley de Sociedades de convivencia y encriptó los costos de construcción del segundo piso de la principal vía rápida de la ciudad -a la que endeudó escandalosamente-, regaló terrenos a la Iglesia católica, vetó la información y la transparencia y remató propiedades del Centro Histórico al hombre más rico del mundo (¿o el segundo?), todo ello al amparo de la consigna 'Primero los pobres'. Bautizado 'Rayito de Esperanza' por él mismo -no se ría-, como candidato a la Presidencia por la Coalición por el Bien de Todos arremetía contra la derecha con un destemplado discurso de izquierda pero con un programa robado al anciano priismo de los años setenta -no me crea a mí: compruébelo cotejando -críticamente, por favor- los cincuenta puntos de su Proyecto alternativo de nación [Grijalbo, 2006].
El representante de esa izquierda espuria recitaba lemas insulsos en su carrera hacia la residencia presidencial como 'Honestidad valiente' y 'Sonríe, la felicidad está por llegar'. Pero la honestidad lo repelía y la puta felicidad nunca llegó. López Obrador perdió las elecciones después de una campaña feroz y por unos pocos votos. Afloró entonces con más nitidez su talante antidemocrático: gritó fraude y millones le creyeron, incluyendo a intelectuales ofuscados e ignorantes fervorosos. Un fraude que nadie probó pero cuya sola posibilidad se alimentó de la atávica desconfianza en un sistema edificado en la trampa (el mismo que él como priista había ayudado a cimentar). Obrador y Calderón, el candidato de la derecha -y cuyo triunfo era 'moralmente imposible', alegaba aquél con su voz tipluda- alcanzaron más o menos 15 millones de votos cada uno. Madrazo, el priista, recogió 9 millones y la candidata socialdemócrata, Patricia Mercado, dos millones. Así, no está de más señalar que 26 millones de ciudadanos votaron efectivamente contra Obrador. Sin embargo, desde que inventó el mito del fraude el izquierdista apócrifo -y su estado mayor compuesto de priistas de vergonzoso historial: inmejorables compañeros de viaje- afirma que tiene al -pueblo bueno- de su lado. Incapaz de aceptar las reglas de una democracia endeble y defectuosa, y a la que desea descoyuntar, Obrador se proclamó 'presidente legítimo' de México ante un zócalo lleno de fieles en una delirante, apoteósica y operística ceremonia teatral.
Y aún hoy, a más de dos años de distancia, hay 'analistas' de medio pelo que siguen creyendo en el Obrador justiciero que encarna la rabia de los pobrecitos todos del país y por ello justifican no solamente sus mitos, chantajes y mentiras, sino su primitiva -priista- e irracional manera de hacer política. Escribe, por ejemplo, Jorge Zepeda:

Estoy convencido de que AMLO y las causas que representa son absolutamente indispensables para la salud de la República. [...] Hay un linchamiento mediático de López Obrador que muchos están “comprando”. Algunos se preguntan qué hacer con esta piedra en el zapato que constituye su movimiento. Yo diría que pese a su retórica y su populismo, López Obrador es imprescindible.

Por ello Zepeda justifica acciones violentas como la toma del Congreso. 'El problema', escribe, 'es que no vivimos en un Estado de derecho, ni los problemas se resuelven con el diálogo', una declaración que lo emparienta con Arnaldo Córdova y sus opiniones sobre la izquierda 'violentita' y graciosamente corrupta -por desgracia no vivimos en Suecia, se lamentan los dos. Se olvidan Zepeda y Córdova de que, lo quieran o no,

a lo largo de veintidós años el país optó por una transición pacífica: de la reforma política que legalizó al Partido Comunista en 1978 a la derrota presidencial del PRI en el 2000. En ocho años, López Obrador ha llevado al país a la orilla de la guerra civil, ha dividido al país, ha sustituido la política por el odio y el rencor y ha envenenado la transición [Carlos Ramírez].

¿Exageración? Manuel Camacho declaró poco después de las elecciones: 'si no se cuentan los votos, toda esta gente que trae ahorita una sonrisa, pues va a levantar un puño', y en una manifestación en julio de 2006 un hombre portaba una pancarta que decía 'Haz patria, mata a Calderón' (la fotografía puede verse en la edición del 17 de julio del diario Reforma). Víctima del fraude inexistente —su mayor mentira, con la del “cerco informativo”—, Obrador odia a muerte al presidente Felipe Calderón y no oculta sus intenciones de bloquearlo y hasta de derrocarlo. A como dé lugar, con elecciones o sin ellas, López Obrador ansía el poder. Su estrategia recuerda la de los viejos maoístas: 'mientras peor se pongan las cosas, mejor para nosotros'. Calderón, por desgracia, no tiene a los mejores hombres de su lado, pero el 'presidente legítimo' sí que tiene a los peores.

La cátedra Aristegui

Un texto sobre Aristegui publicado hace una semana en Milenio Monterrey.

'¿Qué clase de democracia hace eso con sus jóvenes?', pregunta Carmen Aristegui al eufórico auditorio que acudió a verla la noche del martes 1 de julio al Paraninfo Enrique Díaz de León de la Universidad de Guadalajara en el marco de la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar. La pregunta queda en el aire pero nadie la responde. Ella tampoco. Aristegui había subido al podio después de la elogiosa presentación de Fernando del Paso, quien, visto de lejos o por los monitores, se asemeja un poco a Ibsen. Una larga ovación la recibió como si se tratara de una cantante de moda. La charla lleva por título 'Medios y democracia', pero su exposición versa más sobre la historia del autoritarismo del sistema político mexicano que surgió después de la revolución y un poco en torno a la estrecha complicidad de los grandes medios -la prensa y la televisión, sobre todo- con los sucesivos gobiernos priistas. Nada que un estudiante de comunicación o periodismo medianamente informado no supiera ya. El monopolio de Televisa, el duopolio de Televisa y TV Azteca, la fallida transición a la democracia, la Ley Televisa (votada por todos los congresistas, incluidos los del PRD guiados por Pablo Gómez, que después recularon). No hay estudio, no hay análisis ni casos concretos. No importa: al auditorio, convencido, le basta solamente su palabra.
No se trató estrictamente de una cátedra, a pesar de que la Universidad de Guadalajara así lo venía anunciando. Lejos de exponer de manera sistemática y analítica un tema, como lo hizo hace más de un año en ese mismo espacio Néstor García Canclini al hablar de 'Patrimonio y arte: cómo viajan en la globalización', el de Aristegui fue más bien un discurso previsible dedicado a cosechar aplausos y vítores de manera fácil —y a eso iban los numerosos fans. Según ella, la culpa del fracaso de la transición a la democracia es única y exclusivamente de Vicente Fox, quien dilapidó miserablemente su enorme capital político -en esto coincidimos-. No de López Obrador, jamás, cuya invención del fraude electoral el 2 de julio de 2006 sigue provocando mucho más daño aún que las torpezas y omisiones de un presidente inepto y pasmado. Esto no lo dijo.
De acuerdo con Aristegui, la transición a la democracia se inició con el movimiento de protesta por el fraude de Carlos Salinas contra Cuauhtémoc Cárdenas y la formación del núcleo de lo que más adelante sería el Partido de la Revolución Democrática. En su exposición se olvidó de mencionar el movimiento del 68 -precedido por las protestas unos años antes de ferrocarrileros, médicos, campesinos y maestros- como el punto de arranque de un largo ciclo que cerraría una primera etapa con la derrota y expulsión de Los Pinos del septuagenario Revolucionario Institucional. De manera significativa, Aristegui insinúa que en 2006 se cometió otro fraude, esta vez contra López Obrador, y menciona a favor de esta tesis (aplausos y gritos del público, sonrisa de la periodista) el reciente libro de José Antonio Crespo 2006. Hablan las actas [Debate, 2008]. En su análisis Crespo concluye que no puede tenerse la certeza sobre quién ganó las elecciones debido a la gran cantidad de errores aritméticos (inconsistencias e irregularidades) cometidos durante el proceso de conteo de los votos y a la decisión del Tribunal Federal Electoral del Poder Judicial de la Federación de no contarlos todos de nuevo y dictaminar a pesar de ello. Sin embargo, Crespo no habla nunca de fraude electoral, de hecho, desenmascara el 'megafraude', esgrimido por AMLO y adláteres, tanto como sostiene la incertidumbre respecto el triunfo de Calderón Hinojosa, pero sin afirmar sobre una voltereta en los resultados. Otros análisis, como los de Fernando Pliego Carrasco (El mito del fraude electoral en México [Pax, 2007]) o Javier Aparicio (sus diversos estudios sobre las elecciones en www.cide.edu/investigadores/aparicio/elecciones/) -no mencionados por Aristegui- han demostrado científicamente la imposibilidad del fraude contra López Obrador, a quien la periodista dedicaba largos tramos de su desaparecido y llorado noticiario en W Radio: 'Carmen, regresa a W, te extrañamos', decía un cartel sostenido por una persona a la entrada del hermoso edificio.
La guerra contra los narcotraficantes y los miles de muertos, el desdibujamiento de la opción de izquierda representada por el PRD, la incerteza histórica sobre el verdadero ganador de la contienda electoral, las dudas sobre la libertad de expresión en México son los temas de la charla de Aristegui. Una alusión a la muerte de los nueve adolescentes y tres policías en el asalto a la discoteca New’s Divine: '¿Qué clase de democracia hace eso con los jóvenes?', pregunta Aristegui sin contestar. ¿Qué piensa su público fiel? ¿Se responderá acaso con la respuesta evidente? La democracia de un gobierno 'de izquierda' con varios años ya en el poder en la Ciudad de México (Cárdenas, Robles, López Obrador, Ebrard) que no ha querido moralizar a su policía ni mucho menos erradicar la profunda corrupción que carcome sus entrañas. Una democracia 'de izquierda' que perpetúa la nefasta concepción priista -y apropiada por los demás partidos- de que ser joven es igual a ser criminal. Pero eso ya no lo dijo Aristegui, pensando quizá que el movimiento obradorista, libre de ataduras partidarias y afianzado en el 'pueblo bueno', sí hará realidad efectivamente el sueño de justicia y libertad para el país. Al parecer, Aristegui sigue pensando que Hildebrando metió las manos en el proceso electoral, que la anciana de Zongolica sí fue violada por militares y que el 2 de julio de 2006 los astutos panistas cometieron un monstruoso fraude contra el ahora “presidente legítimo” de México y su angelical círculo íntimo de ex salinistas resentidos. Por suerte Aristegui aún puede decir lo que quiera en este país y ser extraordinariamente bien pagada por ello.

Alternativas de la izquierda en México

Éste es el texto que leyó mi primazo Héctor Villarreal en el foro 'Las alternativas de las izquierdas en México', al que nos invitó el buen Andrés Lajous.

Alternativas de la izquierda en México
O el indeseable triunfo moral de la izquierda, de la derecha o de lo que sea

Héctor Villarreal

¿Le puedo ir al América y ser de izquierda? ¿Sí o no? ¿Hay alternativa en eso? La pregunta no es frívola. En algunos lugares y épocas ha podido ser un asunto de vida o muerte. ¿Le puedo ir al América o le tengo que ir a Pumas o a las Chivas? ¿O a cualquiera menos al América? ¿O como sujeto consciente de mi clase y vanguardia del proletariado debo rechazar los opiáceos alienantes de los aparatos ideológicos del Estado capitalista, es decir, no debo ver fútbol? ¿Le puedo ir al América o es traición a la patria? (De la lectura que hago del Manifiesto Comunista resulta que no hay nada más izquierdista que traicionar a la patria o ser antipatriota.) ¿Puedo tener amigos panistas? ¿Puedo afirmar públicamente que la elección de 2006 fue legal y transparente, con errores, pero que no hubo fraude? ¿O eso le corresponde a la derecha? ¿Y comer en McDonalds, comprar en Wal Mart, jugar fútbol americano o escuchar rock? ¿O sería un 'comportamiento' no de izquierda y por ello merecería la expulsión o purga del partido para que éste se quede integrado solamente por los puros entre los puros?
Para llegar a estas preguntas hice un recuento de las alternativas que considero que la izquierda se ha planteado más o menos desde hace 150 años. Puesto que una lista exhaustiva sería larguísima, acoto a las que considero principales. Primero pensé en distinguir entre alternativas del pasado y del presente, pero al concluir me pareció que la mayoría siguen más o menos vigentes. Si actualmente aparecen como alternativas es porque en algunos lugares y épocas no lo fueron, inclusive en México. Son alternativas no necesariamente excluyentes entre sí, que admiten posiciones intermedias, tantas como cada izquierda o militante defina. Éstas son:

La alternativa (no) de clase o de la inclusión
¿Se tiene que ser proletario para ser de izquierda? ¿O caben sujetos de otras clases, incluso de la burguesía? ¿O a condición de qué?

La alternativa (no) materialista o tolerante a las creencias
¿Se tiene que ser ateo y promover la abolición de todos los cultos religiosos para ser de izquierda? ¿O se puede ser guadalupano? ¿O hay que ir a misa sólo con los de la teología de la liberación? ¿O hay algunas religiones o carismas religiosos que son incompatibles con la izquierda? ¿Es un asunto personal o de interés público?

La alternativa (no) armada o de estrategia
¿Cuál debe ser la vía de acceso al poder? ¿Armada revolucionaria o democrática partidista? ¿O formas de movilización y confrontación no armada que pongan en crisis la gobernabilidad y estabilidad del régimen, que socaven las instituciones del Estado, para provocar la dimisión del grupo en el poder? ¿O una combinación de ellas?

La alternativa (no) organizada o de vanguardia
¿Cómo debe organizarse la militancia de la izquierda? ¿En forma de partido, de frente, de movimiento o de guerrilla? ¿O en formas no estructuradas que pueden ser virales, rizómicas, nodales o multitudinarias? ¿O combinaciones de ellas?

La alternativa de toma de decisiones
¿Cómo se deben tomar las decisiones en estas organizaciones? ¿De manera cupular, vertical y descendente o descentralizada y ascendente? ¿En asamblea permanente, asamblea ordinaria periódica, por voto universal y secreto? ¿A mano alzada o a voluntad de caudillos y líderes morales? ¿Qué decisiones deben corresponder a cada procedimiento o figura responsable?

La alternativa (no) maquiavélica o moralista
¿Le corresponde o no a la izquierda proponer o promulgar códigos o normas morales para todos o algunos, predicar virtudes cívicas, ser conciencia crítica de la sociedad, del pueblo, o tener en todos sus militantes ejemplos de virtudes? ¿Hay que ser, además de honesto, honrado y bien portado, optimista, solidario y ascético? ¿El izquierdista debe predicar moral pública con su ejemplo? ¿Las izquierdas debe disputar con las derechas y asociaciones religiosas el espacio simbólico de la moral en la vida pública?

La alternativa (no) marxista o epistemológica
¿Para ser izquierdista hay que ser marxista? ¿El análisis de la realidad y la guía para la acción debe basarse en el materialismo dialéctico y en el materialismo histórico? ¿O puede haber otras metodologías y enfoques teóricos? ¿O ahora el conspiracionismo debe ser el marco teórico para el análisis de la realidad?

La alternativa no socialista o pluralista
¿La izquierda tiene que ser socialista o hay otras posibilidades? ¿Se puede ser puramente liberal de izquierda? En algún momento se cambió en el discurso de la izquierda la palabra revolución por la palabra democracia. ¿Se puede también cambiar la palabra socialismo por la palabra democracia? ¿O por la palabra liberalismo? ¿El socialismo dejó de ser el fin último de toda izquierda?

La alternativa económica
¿Economía centralmente planificada o economía de libre mercado? ¿O cuál es el punto intermedio apropiado o idóneo para cada izquierda? ¿Estados Unidos no y China sí?

La alternativa (no) internacionalista o apátrida
¿La izquierda tiene que ser nacionalista? ¿Se tiene que defender a la patria para ser de izquierda? ¿Por qué? (No entiendo cómo ni por qué muchas izquierdas se hicieron nacionalistas y por qué no se plantean la alternativa de dejar de serlo, especialmente si, como dice Benedict Anderson, la nación es una comunidad imaginaria, y, de acuerdo con Néstor García Canclini, la identidad es una construcción que se relata, y, por tanto, la identidad nacional es un relato.)

La alternativa (no) totalitaria o desideologizada
Las alternativas anteriores y muchas otras están determinadas por ésta, por definir y asumir si izquierda es un concepto totalitario, holístico, o que debe limitarse a un aspecto concreto, específico, de la realidad. Es la alternativa de cada militante en ir por el mundo con los anteojos ideológicos con los que todo a su paso aparece como de izquierda o derecha, o si opta por una multitud de categorías o ejes analíticos que no sean ideológicos. La alternativa es dejar de ser izquierdista en todo o para todo, que no haya militancias de tiempo completo, al cabo que ya es parte de la normalidad democrática que los políticos profesionales cambien de partido según se presenten mejores oportunidades o incentivos en uno que en otro.
¿Cuál debe ser el ámbito específico al que deben acotarse los conceptos izquierda y derecha? En mi opinión, en democracias representativas, debe ser exclusivamente el de las políticas públicas. ¿Qué características deberían tener las políticas públicas de izquierda? Para esto resulta muy útil recurrir a la teorización de Norberto Bobbio posterior a la implosión de la Unión Soviética, según la cual la izquierda ha de caracterizarse por su énfasis en la igualdad y la derecha por la libertad. Si llevamos esto a un plano cartesiano el centro sería el punto de equilibrio entre igualdad y libertad. Las políticas públicas de izquierda serían las que procurasen efectos a favor de la igualdad o equidad, incluso a costa de restringir o limitar algunas libertades.
Un partido de izquierda tendría que ser el que promueva o proponga políticas públicas con este criterio, y un partido de centro izquierda el que las impulse sin que se conculquen libertades fundamentales y las demás se mantengan al menos en márgenes mínimos, dependiendo de las condiciones de cada país o región.
La alternativa no totalitaria puede ser exclusivamente esto: un asunto de políticas públicas. Entre el todo debe ser ideologizado o nada debe serlo, cada izquierda o militante debería definirse en algún rango de mínimos o máximos. Pero entre más se acerque a una opción de que izquierda es un asunto específico de matiz de políticas públicas, esta palabra dejaría de ser un fetiche ideológico y de significar un estilo de vida o tribunal de la moral. Optar por esta alternativa implicaría superar visiones de pobres igual a buenos, ricos igual a malos, o de culpar a la derecha de la pobreza que hay en el mundo, de si llueve o no llueve, o de una marca de tenis en vez de otra. Favorecería mucho a la posibilidad de incluir múltiples categorías o ejes analíticos distintos al de izquierda-derecha (hay mucho más y mejores maneras de explicar la realidad). Dejaría de ser un asunto de defensores de la patria contra traidores a la patria; no tendría relación con lealtades a caudillos, mitificación de episodios históricos, alucinaciones o actos de fe de héroes contra conspiraciones.
Una política pública de izquierda no tendría que tener relación con la soberanía o el nacionalismo. Tendría que tenerla, de manera muy importante, con política fiscal, de distribución del ingreso, de promoción del empleo y los salarios; de meterle mano a fondo a las leyes de ingreso y a los decretos de presupuesto. Pero eso es lo que más brilla por su ausencia.
La alternativa desideologizada es una más. Y cada izquierda podría optar por ella hasta el punto que mejor considere.
dialogo@hectorvillarreal.info

Hace seis años


Hoy, 19 de julio, hace seis años murió mi padre. En la madrugada, cerca del amanecer. En Torreón, a donde yo no iba desde hacía varios meses. No resistió el tercer infarto. Poco antes de morir bromeó con la señora que lo cuidó los últimos años y con la enfermera del hospital: 'Escuchen, el teléfono, no lo oyen?' 'Ay, no, don Rogelio, no está sonando ningún teléfono...' 'Sí, cómo no, oigan, seis seis seis, es el Diablo, me está llamando!' Y se reía burlonamente de la cara de sus asustadas cuidadoras.

Curiosamente, hoy recibí dos mails. Uno de ellos era de un chavo que quiere ejemplares atrasados de Replicante, y en el que además me preguntaba si el señor que aparece en la portada del número de fotografía es mi padre. Desde luego. El otro era de Othón Villela, un viejo amigo de mi padre que compró la revista al reconocerlo en la portada.

Hoy, en la Ciudad de México, mi mamá y algunos de mis hermanos fueron al pequeño bosque en donde esparcimos sus cenizas.

martes, julio 01, 2008

La izquierda -o lo que queda de ella


No dejen de ir a estas mesas de discusión sobre los restos de la izquierda. Ahí estará mi primazo! (Dale clic para ampliar el programa).